Ammalur

La vida no se mide por las veces que respiramos, sino por los momentos que nos dejan sin aliento

martes, noviembre 08, 2005

Reflexión

Hoy me levanté un tanto extraña. Se que tengo muchisimo trabajo, se que puedo hacerlo, aunque acabe agotada en el intento. Se que alguien me recojera cuando termine de todo. Pero la verdad es que acabo sintiendome una maquina.
Me levanto, voy corriendo a buscar el tren, y hago mis horas por la mañana o en la universidad o en el despatxo de barcelona. Después vuelvo corriendo porque por la tarde me tocan mas horas de despacho, pero esta vez en mi ciudad. Y aun corro cuando me permito estudiar y hacer trabajos o tener un hobby. La verdad es que casi ni puedo pensar, no se porque ni como pero cada semana cuesta mas que la anterior, cada semana es peor que la anterior. Me cuesta levantarme, me cuesta seguir el ritmo al que estoy acostumbrada, y aunque ganas no me faltan, mi cuerpo no me sigue. Es normal en mi, querer abarcar mas de lo que puedo y exigirme al máximo en todo lo que me propongo. Todo el mundo suele tener un buen consejo para este tipo de personas, siempre me dicen que me exigo demasiado, que debo intentar moderarme y dosificar las fuerzas a la par que cuidarme. Pero solo hay un problema, y es que no se hacer las cosas al estilo noretamericano, es decir a medias. Yo si hago algo,es porque quiero hacerlo o porque no me queda otro remedio, y lo hago a consciencia. Eso se remite a todas mis facetas de la vida. Suerte que la fortuna quiso que la vida me fuera dosificando la recompensa, y que al final encontrara la mejor de todas, que me apoya a dirario y esta ahi para cuidarme cuando me faltan fuerzas para seguir. Suerte que la fortuna quiso que tal dia empezara a escribir y os conociera. Suerte que la fortuna quiso que me encntrara con vosotros, con él y poder ver las cosas con mas entusiasmo. Dichosa, la fortuna, siempre juega con nosotros y nos hace pensar en las pocas cosas que tenemos, y lo que duelen si las pierdes. Mi consejo de hoy, es reflexionar sobre esas pequeñas cosas, la amistad, el amor, la carrera, el trabajo, los hijos, los instantes de felicidad, los instantes de sonrisa, esos minutos de amable silencio. Reflexionemos sobre esos momentos en que estamos a solas con nuestro corazón y nos cuenta que le pasa, relfexionemos un poco sobre nuestra fortuna, y miremos con otra visión distinta lo que poseemos, porque siempre somos afortunados por solo poder escribir que no lo somos.