Ammalur

La vida no se mide por las veces que respiramos, sino por los momentos que nos dejan sin aliento

jueves, julio 21, 2005

El Caminante y su camino

Senderos de tristeza y soledad, dónde luces de neon intermitentes iluminan el rastro que deja al arrastrarse la vida misma. Segregación de los deseos en favor de la mente, sentimientos inalterables de vulnerabilidad. Bulevares sin bares, caminos sin final, nada dónde esconderse, nada dónde atarse, nada donde sentirse vivo. Solo esas luces intermitentes que se encienden y apagan durante toda la vida, dejando una calle medio oscura, medio iluminada, todo depende del momento, aunque no deja de ser la misma calle. Ruinosa, siempre de paso nunca fija, siempre en obras nunca terminada. Un calle llena de obstaculos insalvables para un simple mortal, que invita a quedarse a medio camino, sentarse y darse cuenta de que por mucho que se iluminen las luces, la calle seguira siendo la misma, sin gente, sin amor, sin bullicio, sin sueños. Solo sera eso, una calle de paso, sola, abandonada y sin un final cercano. Es alli donde el caminante se pregunta si quiere seguir andando en esa calle, si quiere seguir desperdiciando sus ya cansadas piernas en esa montaña rocosa, si quiere seguir derribando piedras con sus ya debilitados brazos, si quiere seguir viendo gente caer con ya sus llorosos ojos, y si quiere seguir andando solo con su ya remendado corazón. Y aunque se ilumine a veces, todos es lo mismo, y aunque en ocasiones esas luces iluminen al caminante, él sabe que nada cambiará. Vale la pena que siga el caminante su camino?